Breve selección de Poemas;
SONETO A LUIS DE GÓNGORA
Yo te untaré mis obras con tocino porque no me las muerdas,
Gongorilla, perro de los ingenios de Castilla, docto en pullas, cual mozo de camino;
apenas hombre, sacerdote
indino, que aprendiste sin cristus la cartilla; chocarrero de Córdoba y Sevilla, y en la Corte bufón a lo divino.
¿Por
qué censuras tú la lengua griega siendo sólo rabí de la judía, cosa que tu nariz aun no lo niega?
No escribas
versos más, por vida mía; aunque aquesto de escribas se te pega, por tener de sayón la rebeldía.
A UNA
NARIZ
Érase un hombre a una nariz pegado, érase una nariz superlativa, érase una nariz sayón y escriba, érase
un pez espada muy barbado.
Érase un reloj de sol mal encarado, érase un alquitara pensativa, érase un elefante
boca aariba, era Ovidio Nasón mas narizado.
Érase un espolón de una galera, érase una pirámide de Egipto, las
doce tribus de narices era.
Érase un naricísimo infinito, muchísima nariz, nariz tan fiera, que en la cara de
Anás fuera delito.
UN VALENTÓN
Un valentón de espátula y gregüesco, que a la muerte mil vidas
sacrifica, cansado del oficio de la pica, mas no del ejercicio picaresco,
retorciendo el mostacho soldadesco, por
ver que ya su bolsa le repica, a un corrillo llegó de gente rica, y en el nombre de Dios pidió refresco.
"Den
voacedes, por Dios, a mi pobreza -les dice-; donde no; por ocho santos que haré lo que hacer suelo sin tardanza!"
Mas
uno, que a sacar la espada empieza, "¿Con quién habla? -le dice al tiracantos-, ¡cuerpo de Dios con él y su crianza!
Si
limosna no alcanza, ¿qué es lo que suele hacer en tal querella?" Respondió el bravonel: "¡Irme sin ella! "
A
LA EDAD DE LAS MUJERES
De quince a veinte es niña; buena moza de veinte a veinticinco, y por la cuenta gentil
mujer de veinticinco a treinta. ¡Dichoso aquel que en tal edad la goza!
De treinta a treinta y cinco no alboroza; mas
puédese comer con sal pimienta; pero de treinta y cinco hasta cuarenta anda en vísperas ya de una coroza.
A los
cuarenta y cinco es bachillera, ganguea, pide y juega del vocablo; cumplidos los cincuenta, da en santera,
y
a los cincuenta y cinco echa el retablo. Niña, moza, mujer, vieja, hechicera, bruja y santera, se la lleva el diablo.
DESENGAÑO
DE LAS MUJERES
Puto es el hombre que de putas fía, y puto el que sus gustos apetece; puto es el estipendio
que se ofrece en pago de su puta compañía.
Puto es el gusto, y puta la alegría que el rato putaril nos encarece; y
yo diré que es puto a quien parece que no sois puta vos, señora mía.
Mas llámenme a mí puto enamorado, si al
cabo para puta no os dejare; y como puto muera yo quemado
si de otras tales putas me pagare, porque las putas
graves son costosas, y las putillas viles, afrentosas.
ROMANCES
HALLA EN LA CAUSA
DE SU AMOR TODOS LOS BIENES
Después que te conocí, todas las cosas me sobran: el sol para tener día, abril
para tener rosas. Por mi bien pueden tomar otro oficio las auroras, que yo conozco una luz que sabe amanecer sombras. Bien
puede buscar la noche quien sus estrellas conozca, que para mi astrología ya son oscuras y pocas. Gaste el Oriente
sus minas con quien avaro las rompa, que yo enriquezco la vista con más oro a menos costa. Bien puede la margarita guardar
sus perlas en conchas, que buzano de una risa las pesco yo en una boca. Contra el tiempo y la fortuna ya tengo
una inhibitoria, ni ella me puede hacer triste, ni él puede mudarme un hora, El oficio le ha vacado a la muerte
tu persona: basquiñas y más basquiñas, carne poca y muchas faldas. Don Melón, que es el retrato de todos los que
se casan: Dios te la depare buena, que la vista al gusto engaña. La Berenjena, mostrando su calavera morada, porque
no llegó en el tiempo del socorro de las calvas. Don Cohombro desvaído, largo de verde esperanza, muy puesto en
ser gentilhombre, siendo cargado de espaldas. Don Pepino, muy picado de amor de doña Ensalada, gran compadre de
doctores, pensando en unas tercianas. Don Durazno, a lo envidioso, mostrando agradable cara, descubriendo con
el trato malas y duras entrañas. Persona de muy buen gusto, don Limón, de quien espanta lo sazonado y panzudo, que
no hay discreto con panza. De blanco, morado y verde, corta crin y cola larga, don Rábano, pareciendo moro de
juego de canas. Todo fanfarrones bríos, todo picantes bravatas, llegó el señor don Pimiento, vestidito de botarga. Don
Nabo, que viento en popa navega con tal bonanza, que viene a mandar el mundo de gorrón de Salamanca. Mas baste,
por si el lector objeciones desenvaina, que no hay boda sin malicias, ni desposados sin tachas.
BODA
DE NEGROS
Vi, debe de haber tres días, en las gradas de San Pedro, una tenebrosa boda, porque era toda
de negros. Parecía matrimonio concertando en el infierno, negro esposo y negra esposa, y negro acompañamiento. Sospecho
yo que acostados parecerán sus dos cuerpos, junto el uno con el otro algodones y tintero. hundíase de estornudos la
calle por do volvieron, que una boda semejante hace dar más que un pimiento. Iban los dos de las manos, como pudieran
dos cuervos; otros dicen como grajos, porque a grajos van oliendo. Con humos van de vengarse, que siempre van
de humos llenos, de los que por afrentarlos, hacen los labios traseros. Iba afeitada la novia todo el tapetado
gesto, con hollín y con carbón, y con tinta de sombreros. Tan pobres son que una blanca no se halla entre todos
ellos, y por tener un cornado casaron a este moreno. Él se llamaba Tomé, y ella Francisca del Puerto, ella
esclava y él esclavo, que quiere hincársele en medio. Llegaron al negro patio, donde está el negro aposento, en
donde la negra boda ha de tener negro efecto. Era una caballeriza, y estaban todos inquietos, que los abrasaban
pulgas por perrengues o por perros. A la mesa se sentaron, donde también les pusieron negros manteles y platos, negra
sopa y manjar negro. Echólos la bendición un negro veintidoseno, con un rostro de azabache y manos de terciopelo. Diéronles
el vino tinto, pan entre mulato y prieto, carbonada hubo, por ser tizones los que comieron. Hubo jetas en la mesa, y
en la boca de los dueños, y hongos, por ser la boda de hongos, según sospecho. Trujeron muchas morcillas, y hubo
algunos que, de miedo, no las comieron pensando se comían a si mesmos. Cuál por morder el mondongo se atarazaba
algún dedo, pues sólo diferenciaban en la uña de lo negro. Mas cuando llegó el tocino hubo grandes sentimientos, y
pringados con pringadas un rato se enternecieron. Acabaron de comer, y entró un ministro guineo, para darles agua
manos con un coco y un caldero. Por toalla trujo al hombro las bayetas de un entierro. Laváronse, y quedó el agua para
ensuciar todo un reino. Negros dellos se sentaron sobre unos negros asientos, y negras voces cantaron también
denegridos versos. Negra es la ventura de aquel casado, cuya novia es negra, y el dote en blanco.
BURLA
DE LOS ERUDITOS DE EMBELECO, QUE ENAMORAN A FEAS CULTAS
Muy discretas y muy feas, mala cara y buen lenguaje, pidan
cátedra y no coche, tengan oyente y no amante. No las den sino atención, por más que pidan y parlen, y las joyas
y el dinero, para las tontas se guarde. Al que sabia y fea busca, el Señor se la depare: a malos conceptos muera, malos
equívocos pase. Aunque a su lado la tenga, y aunque más favor alcance, un catedrático goza, y a Pitágoras en carnes. Muy
docta lujuria tiene, muy sabios pecados hace, gran cosa será de ver cuando a Platón requebrare. En vez de una
cara hermosa, una noche, y una tarde, ¿qué gustos darán a un hombre dos cláusulas elegantes? ¿Qué gracia puede
tener mujer con fondos de fraile, que de sermones y chismes, sus razonamientos hace? Quien deja lindas por necias, y
busca feas que hablen, por sabias, como las zorras, por simples deje las aves. Filósofos amarillos con barbas
de colegiales, o duende dama pretenda, que se escuche, no ose halle. Échese luego a dormir entre bártulos y abades, y
amanecerá abrazado de Zenón y de Cleantes. Que yo para mi traer, en tanto que argumentaren los cultos con sus
arpías, algo buscaré que palpe.
REFIERE SU NACIMIENTO Y LAS PROPIEDADES QUE LE COMUNICÓ
Parióme
adrede mi madre, ¡ojalá no me pariera!, aunque estaba cuando me hizo, de gorja naturaleza. Dos maravedís de luna alumbraban
a la tierra, que por ser yo el que nacía, no quiso que un cuarto fuera. Nací tarde, porque el sol tuvo de verme
vergüenza, en una noche templada entre clara y entre yema. Un miércoles con un martes tuvieron grande revuelta, sobre
que ninguno quiso que en sus términos naciera. Nací debajo de Libra, tan inclinado a las pesas, que todo mi amor
le fundo en las madres vendederas. Dióme el León su cuartana, dióme el Escorpión su lengua, Virgo, el deseo de
hallarle, y el Carnero su paciencia. Murieron luego mis padres, Dios en el cielo los tenga, porque no vuelvan
acá, y a engendrar más hijos vuelvan. Tal ventura desde entonces me dejaron los planetas, que puede servir de
tinta, según ha sido de negra. Porque es tan feliz mi suerte, que no hay cosa mala o buena, que aunque la piense
de tajo, al revés no me suceda. De estériles soy remedio, pues con mandarme su hacienda, les dará el cielo mil
hijos, por quitarme las herencias. Y para que vean los ciegos pónganme a mí a la vergüenza; y para que cieguen
todos, llévenme en coche o litera. Como a imagen de milagros me sacan por las aldeas, si quieren sol, abrigado, y
desnudo, porque llueva. Cuando alguno me convida no es a banquetes ni a fiestas, sino a los misas cantanos para
que yo les ofrezca. De noche soy parecido a todos cuantos esperan, para molerlos a palos, y así inocente me pegan. Aguarda
hasta que yo pase si ha de caerse una teja; aciértanme las pedradas, las curas sólo me yerran. Si a alguno pido
prestado, me responde tan a secas, que en vez de prestarme a mí, me hace prestar la paciencia. No hay necio que
no me hable, ni vieja que no me quiera, ni pobre que no me pida, ni rico que no me ofenda. No hay camino que no
yerre, ni juego donde no pierda, ni amigo que no me engañe, ni enemigo que no tenga. Agua me falta en el mar, y
la hallo en las tabernas, que mis contentos y el vino son aguados donde quiera. Dejo de tomar oficio, porque sé
por cosa cierta, que siendo yo el calcetero andarán todos en piernas. Si estudiara medicina, aunque es socorrida
ciencia, porque no curara yo, no hubiera persona enferma. Quise casarme estotro año, por sosegar mi conciencia, y
dábanme un dote al diablo, con una mujer muy fea. Si intentara ser cornudo, por comer de mi cabeza, según soy
de desgraciado, diera mi mujer en buena. Siempre fue mi vecindad mal casados que vocean, herradores que madrugan, herreros
que me desvelan. Si yo camino con fieltro se abrasa en fuego la tierra, y en llevando guardasol está ya de Dios
que llueva. Si hablo a alguna mujer, y le digo mil ternezas, o me pide o me despide, que en mí es una cosa mesma. En
mí lo picado es roto, ahorro cualquier limpieza, cualquier bostezo es hambre, cualquiera color vergüenza. Fuera
un hábito en mi pecho remiendo sin resistencia, y peor que besamanos en mí cualquier encomienda. Para que no estén
en casa los que nunca salen della, buscarlos yo sólo basta, pues con eso estarán fuera. Si alguno quiere morirse sin
ponzoña o pestilencia, proponga hacerme algún bien, y no vivirá hora y media. Y a tanto vino a llegar la adversidad
de mi estrella, que me inclinó que adorase con mi humildad tu soberbia. Y viendo que mi desgracia no dio lugar
a que fuera como otros tu pretendiente, vine a ser tu pretenmuela. Bien sé que apenas soy algo, mas tú de puro
discreta, viéndome con tantas faltas, que estoy preñado sospechas. Aquesto Fabio cantaba a los balcones y rejas de
Aminta, que aun de olvidarle le han dicho que no se acuerda.
ADVIERTE AL TIEMPO DE MAYORES HAZAÑAS, EN
QUE PODRÁ EJERCITAR SUS FUERZAS
Tiempo, que todo lo mudas, tú, que con las horas breves lo que nos diste,
nos quitas, lo que llevaste, nos vuelves: tú, que con los mismos pasos, que cielos y estrellas mueves, en la casa
de la vida, pisas umbral de la muerte. Tú, que de vengar agravios te precias como valiente, pues castigas hermosuras, por
satisfacer desdenes: tú, lastimoso alquimista, pues del ébano que tuerces, haciendo plata las hebras, a sus dueños
empobreces: tú, que con pies desiguales, pisas del mundo las leyes, cuya sed bebe los ríos, y su arena no los
siente: tú, que de monarcas grandes llevas en los pies las frentes; tú, que das muerte y das vida a la vida y
a la muerte. Si quieres que yo idolatre en tu guadaña insolente, en tus dolorosas canas, en tus alas y en tu sierpe: si
quieres que te conozca, si gustas que te confiese con devoción temerosa por tirano omnipotente, da fin a mis desventuras pues
a presumir se atreven que a tus días y a tus años pueden ser inobedientes. Serán ceniza en tus manos cuando en
ellas las aprietes, los montes y la soberbia, que los corona las sienes: ¿y será bien que un cuidado, tan porfiado
cuan fuerte, se ría de tus hazañas, y victorioso se quede? ¿Por qué dos ojos avaros de la riqueza que pierden han
de tener a los míos sin que el sueño los encuentre? ¿Y por qué mi libertad aprisionada ha de verse, donde el ladrón
es la cárcel y su juez el delincuente? Enmendar la obstinación de un espíritu inclemente, entretener los incendios de
un corazón que arde siempre; descansar unos deseos que viven eternamente, hechos martirio del alma, donde están
porque los tiene; reprender a la memoria, que con los pasados bienes, como traidora a mi gusto a espaldas vueltas
me hiere; castigar mi entendimiento, que en discursos diferentes, siendo su patria mi alma, la quiere abrasar
aleve; éstas si que eran hazañas, debidas a tus laureles, y no estar pintando flores, y madurando las mieses. Poca
herida es deshojar los árboles por noviembre, pues con desprecio los vientos llevarse los troncos suelen. Descuídate
de las rosas, que en su parto se envejecen; y la fuerza de tus horas en obra mayor se muestre. Tiempo venerable
y cano, pues tu edad no lo consiente, déjate de niñerías, y a grandes hechos atiende.
HALLA EN
LA CAUSA DE SU AMOR TODOS LOS BIENES
Después que te conocí, todas las cosas me sobran: el sol para tener
día, abril para tener rosas. Por mi bien pueden tomar otro oficio las auroras, que yo conozco una luz que sabe
amanecer sombras. Bien puede buscar la noche quien sus estrellas conozca, que para mi astrología ya son oscuras
y pocas. Gaste el oriente sus minas con quien avaro las rompa, que yo enriquezco la vista con más oro a menos
costa. Bien puede la margarita guardar sus perlas en conchas, que Búzano de una Risa las pesco yo en una boca. Contra
el tiempo y la fortuna ya tengo una inhibitoria: ni ella me puede hacer triste, ni él puede mudarme un hora. El
oficio le ha vacado a la muerte tu persona: a sí misma se padece, sola en ti viven sus obras. Ya no importunan
mis ruegos a los cielos por la gloria, que mi bienaventuranza tienes jornada más corta. La sacrosanta mentira que
tantas almas adornan, busque en Portugal vasallos, en Chipre busque coronas. Predicaré de manera tu belleza por
Europa, que no haya herejes de gracias, y que adoren en ti solas.
ROMANCE SATÍRICO
Pues
me hacéis casamentero, Ángela de Mondragón, escuchad de vuestro esposo, las grandezas y el valor. Él es un médico
honrado, por la gracia del Señor, que tiene muy buenas letras en el cambio, y el bolsón. Quien os lo pintó cobarde no
lo conoce, y mintió, que ha muerto más hombres vivos que mató el Cid Campeador. En entrando en una casa tiene
tal reputación, que luego dicen los niños: Dios perdone al que murió. Y con ser todos mortales los médicos, pienso
yo que son todos venïales comparados al doctor. Al caminante en los pueblos se le pide información, temiéndole
más que a peste, de si le conoce, o no. De médicos semejantes hace el rey, nuestro señor, bombardas a sus castillos, mosquetes
a su escuadrón. Si a alguno cura y no muere, piensa que resucitó, y por milagro le ofrece la mortaja y el cordón. Si
acaso estando en su casa oye dar algún clamor, tomando papel y tinta, escribe: "ante mí pasó". No se le ha muerto
ninguno de los que cura hasta hoy, porque antes que se mueran los mata sin confesión. De envidia de los verdugos maldice
al corregidor, que sobre los ahorcados no le quiere dar pensión. Piensan que es la muerte algunos; otros, viendo
su rigor, le llaman el día del juicio, pues es total perdición. No come por engordar, ni por el dulce sabor, sino
por matar la hambre, que es matar su inclinación. Por matar mata las luces, y si no le alumbra el sol, como murciélagos
viven a la sombra de un rincón. Su mula, aunque no está muerta, no penséis que se escapó, que está matada de suerte, que
le viene a ser peor. En que se ve tan famoso, y en tan buena estimación, atento a vuestra belleza, se ha enamorado
de vos. No pide le deis más dote de ver que matéis de amor, que en matando de algún modo, para en uno sois los
dos. Casaos con él, y jamás de viuda tendréis pasión, que nunca la misma muerte se oyó decir que murió. Si
lo hacéis, a Dios le ruego que gocéis con bendición; pero si no, que nos libre de conocer al doctor.
R E D O N D I L L A S
PASIONES DE AUSENTE ENAMORADO
Este amor,
que yo alimento de mi propio corazón, no nace de inclinación sino de conocimiento. Que amor de cosa tan bella, y
gracia que es infinita, si es elección, me acredita; si no, acredita mi estrella. Y, ¿qué deidad me pudiera inclinar
a que te amara, que ese poder no tomara para sí, si le tuviera? Corrido, señora, escribo en el estado presente, de
que estando de ti ausente, aún parezca que estoy vivo. Pues ya en mi pena y pasión, dulce Tirsi, tengo hechas de
las plumas de tus flechas las alas del corazón. Y sin poder consolarme, ausente y amando firme, más hago yo en
no morirme que hará el dolor en matarme. Tanto he llegado a quererte, que siento igual pena en mí del ver, no
viéndote a ti, que adorándote, no verte, si bien recelo, señora, que a este amor serás infiel, pues ser hermosa
y cruel te pronostica traidora. Pero traiciones dichosas serán, Tirsi, para mí, por ver dos caras en ti, que
han de ser por fuerza hermosas. Y advierte, que en mi pasión se puede tener por cierto que es decir ausente, y muerto, dos
veces una razón.
EN LO PENOSO DE ESTAR ENAMORADO
¡Qué verdadero dolor, y qué apurado sufrir! ¡Qué
mentiroso vivir! ¡Qué puro morir de amor! ¡Qué cuidados a millares! ¡Qué encuentros de pareceres! ¡Qué limitados
placeres, y qué colmados pesares! ¡Qué amor y qué desamor! ¡Qué ofensas!, ¡qué resistir! ¡Qué mentiroso vivir! ¡Qué
puro morir de amor! ¡Qué admitidos devaneos! ¡Qué amados desabrimientos! ¡Qué atrevidos pensamientos, y qué cobardes
deseos! ¡Qué adorado disfavor! ¡Qué enmudecido sufrir! ¡Qué mentiroso vivir! ¡Qué puro morir de amor! ¡Qué
negociados engaños y qué forzosos tormentos! ¡Qué aborrecidos alientos y qué apetecidos daños! ¡Y qué esfuerzo
y qué temor! ¡Qué no ver! ¡Qué prevenir! ¡Qué mentiroso vivir! ¡Qué enredos, ansias, asaltos! ¡Y qué conformes
contrarios! ¡Qué cuerdos! ¡Qué temerarios! ¡Qué vida de sobresaltos! Y que no hay muerte mayor, Que el tenerla
y no morir: ¡qué mentiroso vivir! ¡qué puro morir de amor!
MADRIGAL
Está la ave
en el aire con sosiego, en la agua el pez, la salamandra en fuego, y el hombre, en cuyo ser todo se encierra, está
en sola la tierra. Yo sólo, que nací para tormentos, estoy en todos estos elementos: la boca tengo en aire suspirando, el
cuerpo en tierra está peregrinando, los ojos tengo en llanto noche y día, y en fuego el corazón y la alma mía.
DÉCIMAS
BURLÁNDOSE DE TODO ESTILO AFECTADO
[ I ]
Con tres estilos alanos quiero asirte de la oreja, porque
te tenga mi queja ya que no pueden mis manos. La habla de los cristianos es lenguaje de ramplón; por eso va la
razón de un circunloquio discreto en retruécano y concepto, como en calzas y en jubón.
[ II ]
Amar
y no merecer, temer y desconfiar, dichas son para obligar, penas son para ofender. Acobardar el querer, cuando
más valor aplique, es hacer que multiplique el miedo su calidad , para más seguridad. (¡Tómate este tique-mique!)
Lágrimas
desconsoladas son descanso sin sosiego, y diligencias del fuego, más vivas cuando anegadas. Las memorias olvidadas en
la voluntad sencilla son golfo que miente orilla, son tormenta lisonjera, en donde expira el que espera. (¡Qué
linda recancanilla!)
El tener desconfianza es tener y presumir, y apetecer el morir mucho de grosero alcanza. Quien
osa tener mudanza, se culpa en el bien que asiste; y quien se precia de triste, goza con satisfacción la pena
por galardón. (¡Pues pápate aqueste chiste!)
[ III ]
Pero, siendo tú en la villa dama de demanda
y trote, bien puede ser que del mote no hayas visto la cartilla. Va del estilo, que brilla en la culterana prosa, grecizante
y latinosa: mucho será si me entiendes. Yo vacío piras, y asciendes: culto va, señora hermosa.
[ IV ]
Si
bien el palor ligustre desfallece los candores, cuando muchos esplendores, conduce a poco palustre. Construye
el aroma ilustre víctima de tanto culto, presintiendo de tu bulto que rayos fulmina horrendo. me entiendes, ni
te entiendo: pues cátate que soy culto.)
[ V ]
No me va bien con lenguaje tan de grados y corona: hablemos
prosa fregona que en las orejas se encaje. Yo no escribo con plumaje, sino con pluma; pues ya tanto bien barbado
da en escribir al revés, óyeme tu dos por tres lo que digo de pe a pa.
[ VI ]
Digo, pues, que
yo te quiero, y que quiero que me quieras, sin dineros, ni dineras, ni resabios de tendero. De muy mala gana espero: date
prisa, que si no, luego me cansaré yo y perderás este lance. (¡Bien haya tan buen romance, y el padre que le engendró!)
E P I
T A F I O S - - - - - - - - - - - - - - - - - A UN AVARIENTO
En aqueste enterramiento humilde,
pobre y mezquino, yace envuelto en oro fino un hombre rico avariento.
Murió con cien mil dolores, sin poderlo
remediar, tan sólo por no gastar ni aun hasta malos humores.
A CELESTINA
Yace en esta
tierra fría, digna de toda crianza, la vieja cuya alabanza tantas plumas merecía.
No quiso en el cielo entrar a
gozar de las estrellas, por no estar entre doncellas que no pudiese manchar.
LETRILLAS LÍRICAS
[ I ]
Flor que cantas, flor que vuelas, y tienes por
facistol el laurel, ¿para qué al sol con tan sonoras cautelas, le madrugas y desvelas? Dígame, dulce
jilguero, ¿por que?
Dime, cantor ramillete, lira de pluma
volante, silbo alado y elegante, que en el rizado copete luces flor, suenas falsete, ¿por qué cantas con porfía envidia,
que llora el día, con lágrimas de la aurora, si en la risa de Lidora su amanecer desconsuelas?
Flor que
cantas, flor que vuelas, etc... ...
¿En un átomo de pluma, como tal concento cabe? ¿Cómo se esconde en una ave cuanto el contrapunto suma? ¿Qué
dolor hay, que presuma tanto mal de su rigor, que no suspenda el dolor al Iris breve, que canta, llena tan chica
garganta de orfeos y de vigüelas?
Flor que cantas, flor que vuelas, etc... ...
Voz pintada, canto alado, poco al ver, mucho
al oído, ¿ dónde tienes escondido tanto instrumento templado? Recata de mi cuidado tus músicas y alegrías, que
las malas compañías te volverán los cantares en lágrimas y pesares, por más que a sirena anhelas.
Flor
que cantas, flor que vuelas, etc... ...
[ II ]
Rosal, menos presunción, donde
están las clavellinas, pues serán mañana espinas las que ahora rosas son.
¿De qué sirve presumir, rosal, de buen parecer, si aún no acabas de nacer cuando empiezas
a morir? Hace llorar y reír vivo y muerto tu arrebol, en un día o en un sol; desde el oriente al ocaso va tu
hermosura en un paso, y en menos tu perfección.
Rosal, menos presunción, etc... ...
No es muy grande
la ventaja que tu calidad mejora: si es tu mantilla la aurora, es la noche tu mortaja: no hay florecilla tan baja que
no te alcance de días, y de tus caballerías, por descendiente del alba, se está riendo la malva, caballera de
un terrón.
Rosal, menos presunción, etc... ...
LETRILLAS SATÍRICAS
[ I ]
Poderoso caballero es don Dinero.
Madre, yo al oro me humillo: él es mi amante y
mi amado, pues de puro enamorado, de continuo anda amarillo; que pues, doblón o sencillo, hace todo cuanto quiero, poderoso caballero etc. etc.
Nace en las Indias honrado, donde
el mundo le acompaña, viene a morir en España y es en Génova enterrado; y, pues quien le trae al lado es hermoso,
aunque sea fiero, poderoso caballero etc. etc.
Es galán, y es como un oro; tiene quebrado el color; persona
de gran valor, tan cristiano como moro; pues que da y quita el decoro y quebranta cualquier fuero, poderoso
caballero etc. etc.
Son sus padres principales, y es de nobles descendiente, porque en las venas de Oriente todas
las sangres son reales; y, pues es quien hace iguales al duque y al ganadero, poderoso caballero etc. etc.
Mas
¿ a quién no maravilla ver en su gloria sin tasa, que es lo menos de su casa doña Blanca de Castilla? Pero, pues
da al bajo silla y al cobarde hace guerrero, poderoso caballero etc. etc.
Sus escudos de armas nobles son
siempre tan principales, que sin sus escudos reales no hay escudos de armas dobles; y, pues a los mismos robles da
codicia su minero, poderoso caballero etc. etc.
Por importar en los tratos y dar tan buenos consejos en
las casas de los viejos gatos le guardan de gatos; y, pues él rompe recatos y ablanda al juez más severo, poderoso
caballero etc. etc.
Y es tanta su majestad, (aunque son sus duelos hartos), que con haberle hecho cuartos, no
pierde su autoridad; pero, pues da calidad al noble y al pordiosero, poderoso caballero etc. etc.
Nunca
vi damas ingratas a su gusto y afición, que a las caras de un doblón hacen sus caras baratas; y, pues hace las
bravatas desde una bolsa de cuero, poderoso caballero etc. etc.
Más valen en cualquier tierra -¡mirad
si es harto sagaz!- sus escudos en la paz, que rodelas en la guerra; y, pues al pobre le entierra y hace propio
al forastero, poderoso caballero etc. etc.
[ II ]
Sabed, vecinas, que mujeres y gallinas todas
ponemos, unas cuernos y otras huevos.
Vienensé
a diferenciar la gallina y la mujer, en que ellas saben poner, nosotras sólo quitar; y en lo que es cacarear, el
mismo tono tenemos. Todas ponemos, etc... ...
Doscientas gallinas hallo yo con un gallo contentas; mas
si nuestros gallos cuentas, mil que den son nuestro gallo; y cuando llegan al fallo, en cuclillos los volvemos. Todas ponemos, etc... ...
En gallinas regaladas tener pepita es
gran daño, y en las mujeres de ogaño lo es el ser despepitadas; las viejas son emplumadas, por darnos con que
volemos. Todas ponemos, etc... ...
[ III ]
Solamente un dar me agrada, que es el dar en no dar nada. Si la prosa que gasté contigo, niña,
lloré, y aun hasta ahora la lloro, ¿qué haré la plata y el oro? Ya no he de dar, si no fuere al diablo, a quien
me pidiere; que tras la burla pasada, solamente un dar me agrada, etc... ...
Yo sé que si de esta tierra llevara
el rey a la guerra la niña que yo nombrara, que a toda Holanda tomara, por saber tomar mejor que el ejército mayor de
gente más doctrinada solamente un dar me agrada, etc... ...
Sólo apacibles respuestas, y nuevas de algunas
fiestas le daré a la más altiva; que do diez reales arriba ya en todo mi juicio pienso que se pueden dar a censo, mejor
que a paje o criada. solamente un dar me agrada, etc... ...
Sola me dio una mujer, y ésa me dio en que
entender; yo entendí que convenía no dar en la platería, y aunque en ella a muchas vi, sólo palabra las di, de
no dar plata labrada. solamente un dar me agrada, etc... ...
[ IV ]
Pues amarga la verdad, quiero
echarla de la boca; y si al alma su hiel toca, esconderla es necedad. Sépase, pues libertad ha engendrado en mí
pereza la pobreza.
¿Quién hace al ciego galán y prudente al sin consejo? ¿Quién al avariento viejo le
sirve de río Jordán? ¿Quién hace de piedras pan, sin ser el Dios verdadero? El dinero.
¿Quién con
su fiereza espanta, el cetro y corona al rey? ¿Quién careciendo de ley merece nombre de santa? ¿ Quién con la
humildad levanta a los cielos la cabeza? La pobreza.
¿Quién los jueces con pasión, sin ser ungüento,
hace humanos, pues untándolos las manos los ablanda el corazón? ¿Quién gasta su opilación con oro, y no con acero. El
dinero.
¿Quién procura que se aleje del suelo la gloria vana? ¿Quién siendo tan cristiana, tiene la cara
de hereje? ¿Quién hace que al hombre aqueje el desprecio y la tristeza? La pobreza.
¿Quién la montaña
derriba al valle, la hermosa al feo? ¿Quién podrá cuanto el deseo, aunque imposible, conciba? ¿Y quién lo de abajo
arriba vuelve en el mundo ligero? El dinero.
[ V ]
Vuela, pensamiento, y diles a los ojos que más quiero que hay dinero.
Del dinero
que pidió a la que adorando estás, las nuevas le llevarás, pero los talegos no. Di, que doy en no dar yo, pues
para hallar el placer, el ahorrar y el tener han mudado los carriles. Vuela, pensamiento, y diles etc. etc.
A
los ojos, que en mirarlos la libertad perderás, que hay dineros les dirás, pero no gana de darlos; yo sólo pienso
cerrarlos, que no son la ley de Dios, que se han de encerrar en dos, si no en talegos cerriles. Vuela, pensamiento,
y diles etc. etc.
Si con agrado te oyere esa esponja de la villa, que hay dinero has de decirla, y que
¡ay! de quien le diere. Si ajusticiar te quisiere, está firme como Martos, no te dejes hacer cuartos de sus dedos
alguaciles. Vuela, pensamiento, y diles etc. etc.
[
VI ]
Que no tenga por molesto en doña Luisa don Juan, ver que a puro solimán, traiga medio turco el gesto, porque
piensa que con esto ha de agradar a la gente: Malhaya quien lo consiente.
Que adore a Belisa un bruto, y que
ella olvide sus leyes, si no es cual la de los reyes adoración con tributo: que a todos les venda el fruto cuya
flor llevó el ausente: Malhaya quien lo consiente.
Que el mercader dé en robar con avaricia crecida; que
hurte con la medida sin tenerla en el hurtar; que pudiendo maullar, prender al ladrón intente: Malhaya quien
lo consiente.
Que su limpieza exagere porque anda el mundo al revés, quien de puro limpio que es, comer
el puerco no quiere, y que aventajarse espere al Conde de Benavente: Malhaya quien lo consiente.
Que
el letrado venga a ser rico por su mujer bella, más por su parecer de ella, que por su bien parecer, y que no
pueda creer que esto su casa alimente: Malhaya quien lo consiente.
Que de rico tenga fama el médico
desdichado, y piense que no le ha dado más su mujer en la cama, curando de amor la llama, que no en la cama el
doliente: Malhaya quien lo consiente.
Y que la viuda enlutada les jure a todos por cierto, que de
miedo de su muerto, siempre duerme acompañada: que de noche esté abrazada por esto de algún valiente: Malhaya
quien lo consiente.
Que pida una y otra vez, fingiendo virgen el alma, la tierna doncella palma, si es
dátil su doncellez; y que dejándola en Fez, la haga siempre presente: Malhaya quien lo consiente.
Que
el escribano en las salas quiera encubrirnos su tiña, siendo ave de rapiña con las plumas de sus alas; que echen
sus cañones balas a la bolsa del potente: Malhaya quien lo consiente.
Que el que escribe sus razones algo
de razón se aleje, y que escribiendo se deje la verdad entre renglones: que por un par de doblones canonice al
delincuente: Malhaya quien lo consiente.
[ VII ]
Las cuerdas de mi instrumento ya
son en mí soledades, locas en decir verdades, con voces de mi tormento: su lazo a mi cuello siento, que me aflige
y me importuna con los trastes de fortuna; mas pues su puente, si canto, la hago puente de llanto, que vierte
mi pasión loca, punto en boca.
De las damas has de hallar, si bien en ello reparas, ser de solimán
las caras, las almas de rejalgar: piénsanse ya remozar y volver al color nuevo haciendo Jordán un huevo que
les desmienta los años; mas la fe de los antaños, mal el aceite revoca. Punto en boca.
Dase al diablo,
por no dar, el avaro al alto o bajo, y hasta los días de trabajo los hace días de guardar. Cautivo por ahorrar, pobre
para sí en dinero, rico para su heredero, si antes no para el ladrón que dio jaque a su bolsón, y ya perdido le
invoca. Punto en boca.
Coche de grandeza brava trae con suma bizarría, el hombre, que aún no lo oía sino
cuando regoldaba. Y el que sólo estornudaba, ya a mil negros estornuda; el tiempo todo lo muda. Mujer casta es
por mil modos la que la hace con todos. Mas pues a muchos les toca, punto en boca.
[ VIII
]
Que el viejo que con destreza se ilumina, tiñe y pinta, eche borrones de tinta al papel de su cabeza; que
enmiende a naturaleza en sus locuras protervo; que amanezca negro cuervo, durmiendo blanca paloma, con su
pan se lo coma.
Que la vieja de traída quiera ahora distraerse, y que quiera moza verse sin servir en
esta vida; que se case persuadida que concebirá cada año, no concibiendo el engaño del que por mujer la toma, con
su pan se lo coma.
Que mucha conversación, que es causa de menosprecio, en la mujer del que es necio sea
de más precio ocasión; que case con bendición la blanca con el cornado, sin que venga dispensado el parentesco
de Roma, con su pan se lo coma.
Que en la mujer deslenguada (que a tantos hartó la gula) hurte la
cara a la Bula el renombre de Cruzada; que ande siempre persignada de puro buena mujer; que en los vicios quiera
ser y en los castigos Sodoma, con su pan se lo coma.
Que el sastre que nos desuella haga, con gran
sentimiento, en la uña el testamento de lo que agarró con ella; que deba tanto a su estrella, que las faltas en
sus obras sean para su casa sobras cuando ya la muerte asoma, con su pan se lo coma.
[ IX ]
Yo he hecho lo que he podido; Fortuna, lo
que ha querido.
Los casos dificultosos, tan justamente envidiados, empréndenlos
los honrados, y acábanlos los dichosos; y aunque no están envidiosos en lo que me ha sucedido, yo he hecho
lo que he podido; etc. etc.
Yo no condeno quejosos, no quiero ensalzar sufridos, de bienes no merecidos no
sé cómo hay envidiosos; si no soy de los dichosos por haberlo merecido, yo he hecho lo que he podido; etc. etc.
Lísida,
siempre acontece, y es firme ley sin mudanza, que el bien es del que le alcanza, y no del que le merece; y en
vano me desvanece ver, que en cuanto se ha ofrecido, yo he hecho lo que he podido; etc. etc.
Más honra
al que es desdichado que no se sepa razón, que puede dar presunción gran lugar mal empleado; no me culpa mi cuidado, porque
en cuanto yo he vivido, yo he hecho lo que he podido; etc. etc.
Méritos son desperdicios que ofenden
todas orejas: para realzar las quejas son buenos ya los servicios; y aunque el sembrar beneficios produzca agravios
y olvido, yo he hecho lo que he podido; etc. etc.
De mi desdicha me fío, de fortuna nada espero, si
no es algún mal postrero, que será el primer bien mío: no corra más tras desvío, y por no quedar corrido, yo
he hecho lo que he podido; etc. etc.
LETRILLA BURLESCA Galán y Dama
G.
Si queréis alma, Leonor, daros el alma confío. D. ¡Jesús, qué gran desvarío! dinero será mejor. G.
Ya no es nada mi dolor. D. ¿Pues, qué es eso, señor mío? G. Dióme calentura y frío, y
quitóseme el amor. D. De que el alma queréis darme, será más razón que os dé. G.
¿No basta el alma y la fe, en trueco de acariciarme? D. ¿Podré de ella sustentarme? G.
El alma, bien puede ser. D. ¿Y querrá algún mercader por tela su alma trocarme? G.
¿Y es poco daros, Leonor, si toda la alma os confío? D. ¡Jesús, qué gran desvarío! Dinero fuera
mejor. G. Daréos su pena también. D. Mejor será una cadena que vuestra alma,
y más en pena. G. Con pena pago el desdén. D. Para una necesidad, no hay alma
como el dinero. G. Queredme vos como os quiero, por sola mi 'voluntad. D. No
haremos buena amistad. G. ¿Por qué vuestro humor la estraga? D. Porque cuando un
hombre paga, entonces trata verdad. G. ¿Qué más paga de un favor que el alma y el albedrío? D.
¡Jesús, qué gran desvarío! Dinero fuera mejor.
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